Un libro comprometido, no exento de pasión

Prólogo al libro “Energías renovables no convencionales – Argentina frente al desafío de un futuro sostenible” por Luis M. Rotaeche y Gerardo Rabinovich. Buenos Aires, diciembre de 2016, 407 páginas. ISBN: 978-987-45933-3-7.

Para la energía –tal como la producimos; la utilizamos y la pensamos desde la Revolución Industrial hasta el presente–, en 2015 se produjeron dos hechos importantísimos. Tan relevantes como lo fueron otros hechos en el pasado, que a lo largo de 200 años han cambiado los paradigmas energéticos vigentes hasta ese momento, como fueron en su momento la invención de la máquina de vapor; la invención de los ferrocarriles y de los motores de combustión interna(1), el descubrimiento del petróleo, la energía eléctrica, etc.

Los hechos del 2015 que modificaron los paradigmas energéticos son la Encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco de junio de 2015 y la COP 21 realizada en noviembre de 2015 en París.

El Papa publicó el 18 de junio su Encíclica Laudato Si’. La misma contiene un mensaje para el catolicismo que se apoya en las sagradas escrituras y en los pronunciamientos de papas anteriores; pero Francisco va mucho mas allá: se dirige a toda una humanidad en peligro haciendo una exhortación universal para cambiar modos de pensar; modos de actuar; modos de producir y modos de consumir la Energía. La exhortación se basa, como es lógico en solidos principios morales y espirituales; pero lo realmente impactante es que tiene una gran solidez técnica y esta apoyada en los amplios consensos científicos que relacionan el cambio climático con causas antropogénicas.

El Papa convoca a la humanidad toda cuidar la casa común: la Tierra. Ese cuidado tiene un objetivo concreto; el cambio climático está poniendo en peligro a la Tierra como lugar donde ha sido y es posible la vida. Cuidar la casa común es cuidar la vida en la Tierra, y esto implica salvar la humanidad y evitarle enormes sufrimientos.

Francisco ha desarrollado en forma magistral una serie nuevos criterios éticos con los que deberán ser tomadas las decisiones energéticas y ambientales en las próximas décadas si queremos evitar lo peor. Pero esos conceptos éticos, a los cuales es necesario ajustar la toma de las decisiones no se circunscriben a un ámbito exclusivamente privado o familiar. Son criterios que sirven para la toma decisiones políticas y técnicas en la acción de gobierno; en las decisiones de inversión. Tienen en definitiva una relación con lo material con el hacer aquí y ahora.

¿Qué otra cosa son afirmaciones tan contundentes contenidas en la carta Encíclica como las siguientes? a) el Desarrollo Económico actual no es sostenible; b) Las principales causas de raíz humana en el cambio climático son: el consumo y derroche de energía; la desertificación no controlada por una expansión de la agricultura no sostenible; c) El cambio climático tendrá efectos catastróficos sobre la humanidad pero los mas perjudicados serán los pobres. La hipocresía y el egoísmo de los poderosos forma parte de la toma de las decisiones; d) La restricción del acceso al agua potable para las poblaciones más vulnerables se acelerara con el cambio climático. El acceso al agua potable es un derecho humano y está en peligro.

El Papa afirma que la solución radica en el cambio de una matriz energética mundial basada en el consumo de combustibles fósiles a otra matriz energética basada en energía renovable que no produzca gases de efecto invernadero. Esa nueva matriz energética debe contemplar la eficiencia energética como base fundamental; y muy acertadamente define el estado actual como de «transición energética» entre el estado de insostenibilidad energética actual hacia un estado energético sostenible; pasando a formas menos intensivas en la generación de gases de efecto invernadero (del carbón al petróleo y del petróleo al gas natural); del transporte menos eficiente al transporte mas eficiente.

Por otra parte, la 21a Conferencia sobre Cambio Climático realizada en Paris en noviembre de 2015 (COP 21) logró por primera vez alcanzar acuerdos globales en base a la presentación de propuestas voluntarias de reducción de emisiones de los países. El texto firmado en 2015 fue ya ratificado por 92 países a lo largo del año en curso, y entró en vigor en noviembre de 2016, 30 días después de haber sido ratificado por una cantidad de países que aseguran la voluntad de reducción de emisiones de un conjunto de países que son objetivamente responsables del 55% de las emisiones totales. Ocho de los diez países con mayores emisiones ya refrendaron el acuerdo.

La humanidad, entonces, está globalmente comprometida en la mitigación del cambio climático. Se trata de una responsable carrera contra el tiempo en la cual no hay tiempo que perder.

Dentro de este contexto, surge claramente un actor fundamental para el logro de los objetivos planetarios planteados: el sector energético que es el mayor factor responsable de la emisión de gases de efecto invernadero; junto a la agricultura y la ganadería y a los cambios en el uso de suelo.

A partir de esta afirmación que es categórica surge la necesidad de ser eficientes en el proceso sector energético; evitando el despilfarro antes que nada y aumentando la eficiencia en las tecnologías de producción y transporte de la energía; así como también las de de todos aquellos rubros industriales donde la energía es utilizada.

Pero mas allá de eso, el mundo ingresa de ahora en mas en un proceso global de descarbonización de la Energía; por primera vez desde la revolución industrial estamos insertos en un proceso global que tiene que disminuir el carbono(2) dentro del consumo global de combustibles. Esto es nuevo. Hasta ahora habíamos conocido el proceso sustitutivo entre los combustibles: la leña reemplazada por el carbón mineral en el siglo 19; este reemplazado por el petróleo desde comienzos del siglo 20; y este último su vez por el gas natural desde fines del Siglo 20; pero no la descarbonización como tal.

Y hay algo más. El paradigma universal energético ha mutado. Antes el proceso energético mundial era un proceso de crecimiento de la demanda energética con substitución entre fuentes y con preeminencia de combustibles fósiles. Ahora en cambio entramos en un proceso en el cual las substituciones entre combustibles deberán darse en un contexto de Carbono cuantitativamente decreciente en términos absolutos.

Una matriz energética mundial en proceso de descarbonización tiene hoy un significado taxativo: es una matriz que tiene una participación declinante de los hidrocarburos frente a una proporción creciente en igual forma de las energías no carbonosas; y en esto cada país deberá elegir la mezcla energética de substitución que mejor se adapte a sus propias circunstancias. Acá habrá competencia objetiva entre fuentes alternativas. Habrá ventajas comparativas y ventajas competitivas y no será, no debería ser, un proceso no emotivo ni falto de objetividad.

Una matriz energética mundial en proceso de descarbonización es un proceso universal que debe ser monitoreado por organismos multilaterales del tipo de la COP 21 y ejecutado en cada país bajo la responsabilidad de los Estados que deberán contar por organismos ministeriales dotados de las herramientas para llevar adelante un cometido de tamaña importancia. No quiero ser taxativo pero la Planificación Energética Estratégica no tengo dudas que jugará un rol importantísimo como no ha jugado en el pasado; así como también los organismos de financiamiento nacionales y multilaterales; los parlamentos nacionales; los inversores públicos y privados; los ministerios de Medio Ambiente y en definitiva la comunidad toda en pos de esos objetivos trascendentes.

Ahora bien: ¿cuáles serán las energías no contaminantes que tomaran el rol principal que antes jugaban los hidrocarburos, y mucho antes el carbón?. Este es un tema que tendrá que ser definido en cada país y cada país tendrá la última palabra. Las energías renovables y las que no produzcan gases de efecto invernadero tomarán ese lugar. Allí estará la energía eólica, la solar, la hidráulica, la nuclear, los biocombustibles y aún otras formas de energía cuyo desarrollo hoy es incipiente. Este libro ha abordado con pasión el tema de un conjunto de energías que sin duda jugaran un rol importantísimo en el futuro: las Energías Renovables No Convencionales (ERNC)(3). Estas energías no son todas las renovables y mucho menos las que no producen gases efecto invernadero. Son un subconjunto del conjunto mas amplio de lo que podríamos denominar las “energías elegibles para descarbonizar la matriz energética mundial”. El proceso de decisión a nivel nacional en cada país determinará en que proporción será elegida cada tipo de Energía. El resultado del proceso de substitución solo lo conoceremos en el largo plazo.

El libro consta de un conjunto de trabajos realizados por reconocidos especialistas en la temática de las ERNC: Agustin Siboldi (aspectos institucionales y regulatorios), Sabino Mastrangelo (los desafíos técnicos), Maria Inés Brandt (Mecanismos fiscales e impositivos), Verónica Gutman (financiamiento), Dante Sica (rol de la investigación y la industria nacional), Martin Fraguío (la Biomasa como fuente energética).

Los trabajos están relacionados por el hilo conductor de quienes han realizado la importantísima labor de coordinación de los enfoques: Luis M. Rotaeche y Gerardo Rabinovich. El titulo que han elegido es sugestivo y al mismo tiempo provocativo “Energías Renovables No Convencionales. Argentina frente al desafío de un futuro sostenible”; título apropiado para un país como la Argentina que a pesar de sus importantísimos recursos físicos tiene todavía una muy baja utilización de este rubro energética según lo atestigua la serie histórica de los Balances Energéticos Nacionales que elabora desde hace 40 años la Secretaria de Energía de la Nación.

Digo que es un libro comprometido, no exento de pasión. El libro no busca poner en confrontación la ERNC con las otras energías competidoras en el proceso de descarbonización energética. Por el contrario se limita a presentar y argumentar sobre las posibilidades de las mismas. En la introducción se lee: “Pero lo más impresionante de estas energías está todavía por llegar: Ya que por un lado es posible que sigan creciendo a una tasa similar a la que han sostenido en los últimos años hasta representar por ejemplo un 10%, 20% 0 30% de la matriz o, por el contrario y como lo afirma un profesor de la Universidad de Princeton, es posible que pasen a dominar la matriz energética con lo que terminarían con era de los fósiles que hoy representan casi 80% del consumo mundial…»

El futuro tendrá la última palabra, pero desde ya considero que ese futuro será promisorio para este tipo de energía que cuentan frente a sus competidoras en el proceso de descarbonización con ventajas objetivas. Como en todos los procesos competitivos cada energía deberá encontrar su propio nicho de competitividad en la nueva estructura energética y naturalmente sobrevivirán los mejores.

Notas

(1)Ciclos Otto y Diesel.

(2)Digo carbono y no carbón. El carbono forma parte de la fórmula química del Carbón, del Petróleo y del Gas Natural.

(3)Eólica (tierra-mar). Solar: fotovoltaica, termoeléctrica, térmica. Geotérmica: alta y baja entalpía. Del mar: corrientes, olas, mareas y oceanotérmicas. Pequeñas hidros: Hasta 50 MW. Bioenergía: biocarburantes: biodiesel (soja, girasol y colza y otros aceites) y bioetanol (fermentación y deshidratación de azúcar, celulosas y almidones). Biomasa: Específicamente los residuos forestales o agrícolas. Biogás: residuos urbanos e industriales.

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