23/09/2019

«Los políticos son entusiastas de la salvación con Vaca Muerta» Entrevista a Jorge Lapeña

Por La Prensa

Publicado originalmente en Diario La Prensa, el 22/09/2019

No hace tanto tiempo atrás la sociedad argentina había acuñado una frase consuelo, casi como un talismán, para cuando sobrevenía una crisis: «Nos salva una cosecha». El tiempo ha pasado y las ilusiones de ser milagrosamente un país rico están depositadas en eso de lo que tanto se habla y tan poco se conoce: Vaca Muerta. ¿Estará ahí el último salvavidas de la patria?

«Vaca Muerta es un proyecto que aún no ha demostrado integralmente su viabilidad o su factibilidad técnica, económica y comercial» -explica el ingeniero Jorge Lapeña, exsecretario de Energía de la Nación-. En ese sentido creo que por el lado del petróleo el panorama es mucho más promisorio porque en este momento tiene producción creciente. El 15% de todo el petróleo que la Argentina produce viene hoy en día de Vaca Muerta. Es una porción menor, porque el 85% restante no viene de allí, pero tiene una alta dinámica de crecimiento y esperamos que siga así y que ese petróleo, que es liviano y de buena calidad, pueda ser exportado. Como la Argentina se autoabastece de crudo, esa exportación neta redundaría en un ingreso de divisas importante, que es lo que falta.

-¿El negocio es por el lado del negocio y no por el lado del gas?

-Hay dos problemas. El primero es que los precios internos están subsidiados. Las empresas petroleras están produciendo gas en Vaca Muerta, pero es un gas que se paga a 7 dólares el millón de BTU. Y dentro de esos 7 dólares hay un subsidio de aproximadamente 3,5 dólares por millón de BTU que salen de las arcas del Tesoro.

-Usted ha afirmado que no es competitivo a escala mundial.

-No es competitivo a escala mundial porque el precio internacional es 2,65 dólares. Estados Unidos sí es competitivo, pero produce con costos mucho más bajos que estos y lógicamente puede competir internamente y externamente también. Si nosotros estamos en un precio que es tres veces ese, no funciona.

-¿La infraestructura es el otro problema?

-Para exportar gas se debe realizar un proceso técnicamente más complicado. Para empezar se necesita una infraestructura de transporte muy costosa que no está construida, que serían los grandes gasoductos que lleven ese gas hasta las zonas adonde pueden haber puertos. Es decir, ese gasoducto ni siquiera está proyectado, pero puede tener un costo de u$s 2.000 millones. Además, hay que tener puertos metaneros, que no existen, y hay que tener una planta de licuefacción para llevar el gas a baja temperatura y que pueda ser transportado.

-¿Quién hace una inversión semejante en caso de que hubiera un plan?

-En un sistema donde el Estado se ha retirado desde los años «90, la gestión energética no es más una gestión estatal y las inversiones estatales no son protagónicas. Se supone que eso tienen que hacerlo empresas privadas con las leyes del capitalismo. Pero en la Argentina en este momento, con la situación macroeconómica desequilibrada, no sería viable. No veo ahora un interés inversor privado en ampliar esa infraestructura en forma relativamente rápida arriesgando capital.

-Supongamos que alguna empresa hunde ese capital en un gasoducto. ¿En cuánto tiempo recuperaría lo invertido y obtendría ganancias?

-Es un largo tiempo. Tampoco está asegurada, y es lo más importante, la producción de gas a un precio de competencia o a un costo en el mercado mundial. Si dijéramos que estamos produciendo gas de Vaca Muerta con un costo de 2 a 3 dólares el millón de BTU, podríamos decir entonces que estaríamos a tiro de poder competir en la plaza mundial dando un salto de productividad. Pero estamos en 7 dólares, con un fuerte subsidio estatal, de un Estado que tiene un Tesoro exhausto, con deudas, con los compromisos internacionales vigentes de reducción del déficit, es decir de baja de los subsidios. Me parece que no se dan las condiciones para entusiasmarse como la Argentina erróneamente se ha entusiasmado con el boom del gas de Vaca Muerta, y me parece que esa cuenca es una potencialidad. Pero no debe ser confundida la potencialidad con la realidad.

-Tenemos el recurso, hay que ponerlo en valor.

-El recurso es tener una cantidad todavía incierta abajo de la tierra. Ahora esto hay que transformarlo en reservas comprobadas, que es tener una cantidad cierta, no incierta, y estar en condiciones de extraerlo con la tecnología actual y poder comercializarlo con los precios actuales. Estas tres condiciones no las cumple el gas de Vaca Muerta. Por lo tanto el entusiasmo es más una cuestión de fe que existe en la política de ambos lados de la grieta. Los políticos son entusiastas de la salvación de Argentina a partir de la producción de Vaca Muerta.

PETROLEO

-¿Por qué crece la producción de crudo de Vaca Muerta? ¿Hay más inversión?

-La situación petrolera es la siguiente: el 85% del petróleo que consumimos es convencional. Ese está en declinación crónica por falta de políticas exploratorias de los últimos 25 años. En la Argentina, a partir de la privatización de YPF en el año «93, se abandonó la exploración como herramienta fundamental para poner en valor los recursos. Lo que sale viene de los pozos descubiertos y antiguos.

-¿Eso no cambió a partir de la reestatización de YPF?

-No hay noticias exploratorias importantes y por lo tanto los yacimientos convencionales son cada vez más viejos, cada vez es más costoso extraer las mismas cantidades por la ley del rendimiento decreciente. La producción está en caída desde el año «98 hasta acá en forma ininterrumpida. Es algo muy preocupante. Como contrapartida, el petróleo no convencional, que es el 15% del total, tiene una situación de crecimiento dinámico. El año pasado creció 50%. Esto hay que ver si se mantiene. El año pasado la producción petrolera argentina creció por primera vez desde el año «98 y lo hizo un 3,2%. Este crecimiento conjuga dos tendencias contrapuestas: por un lado una baja del convencional de cerca del 8%, y la suba del 50% del no convencional. La cifra es un promedio. El 3,2% es un crecimiento muy modesto, pero es un crecimiento. Como el petróleo de Vaca Muerta no está subsidiado, creo que por el lado del petróleo la cosa va bastante bien. En el caso del gas no se da esto, está sostenido por el subsidio.

-¿Es correcto afirmar que uno de los problemas para desarrollar Vaca Muerta es que los equipos especiales que requieren las operaciones de fracking son limitados y están en manos de pocas multinacionales que los rotan de acuerdo a la rentabilidad de la cuenca?

-Es correcto porque la explotación no convencional solamente se da en los Estados Unidos, que es el país más importante de la tierra. Estados Unidos puede hacer cosas que no pueden hacer todos los otros países juntos. Este boom no convencional se da exitosamente en ese país con costos de producción muy bajos y muy competitivos, y es el modelo a seguir. Pero después, este proceso no se replica en otros países como ocurre con la tecnología de los celulares, que todo el mundo tiene uno. Esto se da en los Estados Unidos, un líder petrolero mundial, y en la Argentina. No hay casos intermedios. No es una tecnología que esté a lo largo y ancho de todo el mundo, como puede ocurrir en la producción de azúcar o de automóviles. Está circunscripto al éxito norteamericano, que cambió la realidad energética de ese país. Argentina, en cambio, es justamente lo contrario. Tiene una macroeconomía muy complicada, el crédito complicado…

PRECIOS

-¿Qué pesa más a la hora de desarrollar el proyecto de Vaca Muerta: el precio internacional del crudo o los problemas macro de la economía argentina?

-En el caso del crudo, aún con el desorden el sistema de Vaca Muerta se sostiene. Somos desordenados pero el precio del crudo es el que hay, es el precio internacional, y el crudo producido en Vaca Muerta puede ser exportado. Y las empresas no han pedido subsidios. De forma tal que si hay una producción creciente, que es el 15% del total, las empresas no piden subsidios, el precio internacional les permite exportar, entonces el negocio cierra.

-¿Y si bajaran los precios?

-Los precios del mercado internacional del petróleo son variables porque hay una serie de circunstancias internacionales, configuración del mercado, que es muy oligopólico, y demás. Los precios pueden estar un año a u$s 100 y el año siguiente a u$s 10. La pregunta sería: ¿qué tan sólido es el proyecto de Vaca Muerta? A u$s 65 el barril parece que funciona. Está en crecimiento, las empresas no piden subsidios y no hay problema para transportarlo. ¿Si el petróleo tuviera 8 años con una cotización de u$s 12 por barril, hay continuidad del proyecto o se para automáticamente? ¿Si tuviéramos el precio del trienio 2014-2016, es decir u$s 30 por barril, se sostiene el proyecto o cierra? Esta pregunta no ha sido contestada. Para el gas, directamente con los precios actuales no puede competir.

-¿Cuántas compañías operan en la cuenca neuquina?

-Las empresas que producen en Vaca Muerta son apenas cuatro: YPF, Tecpetrol, Panamerican Energy y Total. Son cuatro actores que producen el 95% del total. Esos cuatro no han comprometido volúmenes en firme con el Gobierno de turno que permitan inferir la productividad. Todas entran en esta mesa, y del otro lado debería estar sentado el presidente de la Nación y el secretario de Energía. Y deben contestar la pregunta: ¿cuánto va a exportar Usted en los próximos diez años con seguridad y cuántos dólares van a entrar al Banco Central a raíz de esas exportaciones? Eso que es muy fácil de decir, la Argentina no lo puede hacer. Y creo que si hiciera esa reunión, no existiría ese compromiso.

-El costo de producción es un misterio.

-El costo de producción es deliberadamente un misterio, pero para nosotros no debería serlo porque somos dueños de la empresa YFP.

-¿En esta mesa YPF debería tener un rol clave?

-Por supuesto. YPF es el líder argentino en la producción de petróleo y de gas, y el dueño de YPF es el Estado argentino. Por lo tanto el Estado no puede ignorar ningún detalle relativo al costo de producción de su compañía. Si lo ignora es porque hay un deliberado deseo de ignorarlo. Los argentinos no podemos tener dudas sobre lo que cuesta producir gas o petróleo en todos los yacimientos de la Argentina. Si algún funcionario no lo conoce, está faltando a sus deberes. Aquí los precios internos son superiores a los precios del mercado internacional. ¿Por qué pasa esto? Porque es un mercado fuertemente oligopolizado, poco transparente, y donde las empresas logran fijar precios por encima del mercado internacional. Esto indica que la vigilancia estatal sobre cómo se determinan los precios no es clara. Hay evidentemente una vista gorda.

Tarifas, el lado B

-¿Qué vislumbra que puede ocurrir con las tarifas de los servicios?

-Cuando uno paga, en la boleta del gas, tomándolo como ejemplo, vienen tres cosas: el precio del gas, que normalmente es el 40 o 45% del total; después vienen las tarifas, que va del 25 al 30%, que es traerlo a Buenos Aires. Ese es el servicio público de transporte. Y el otro tramo es hasta la puerta de mi casa. Esa es la tarifa de distribución. Y después viene un 20% de impuestos. Entonces las tarifas no están mal porque son precios regulados de la economía fijados por el Estado, conforme a reglas. Ese no sería un problema.

-¿Cuál sería la objeción?

-El impuesto va sobre todo y la carga impositiva argentina es muy alta porque tenemos un gasto público muy alto. Todos proponen sacar el impuesto. Pero si le saco el impuesto, no le puedo pagar a las maestras. Eso está porque con eso el Estado se financia. Si lo saco tengo que emitir moneda. El del transporte también está bien calculado. ¿Y el primero, el precio? Dicen: no, en realidad lo pusieron… Hay que revisar ese, el precio. ¿Cómo se determina el precio? Ahí está el problema.

-¿Analizando esto podría haber un principio de solución para el problema de las tarifas?

-Claro. El presidente De la Rúa y el presidente Menem vendían el gas a 1 dólar el millón de BTU. ¿Qué pasa que ahora vale 7? Uno podría considerar que valiera el doble, pero siete veces… Ahí está el problema.

 

 

ENERGIAS RENOVABLES

* «El plan Renovar es exitoso, ha crecido y representa aproximadamente el 5% de toda la energía eléctrica de la Argentina. Dentro de una estrategia energética moderna la Argentina tiene que procurar tres elementos: satisfacer toda la demanda, que crece con el PBI y la población. Para eso hay que calcular la demanda de 2027, porque hacer una Central nuclear lleva tiempo. Si gasto mucho, como tengo poca plata, las obras a lo mejor no se hacen».

* «Lo segundo es que hay que hacer una energía de precios competitivos. Si queremos vender hierro argentino en Japón, y el hierro se hace con energía eléctrica, si voy con costos altos el exportador pierde todas las licitaciones. Aparte la gente no quiere gastar más. De todas las combinaciones tengo que hacer una mezcla lo más equilibrada posible».

* «El tercer punto es tratar de que no se caliente el planeta. Para que no se caliente, a veces no hay que elegir la más barata sino elegir una que no produzca anhídrido carbónico. La gente no quiere las centrales nucleares, tienen mala prensa; y ahora tampoco quieren las represas. Entonces avanzamos con la ólica, el mundo va hacia ese lado. La éolica es como poner un tambo, un tipo inverte y pone molinos, otro pone en otra parte. El problema es que no podemos hacer todo eólico porque hay viento, no hay viento…»

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