24/04/2020

Lapeña: “Si la nafta no baja es porque quieren beneficiar a las petroleras”

Por El tribuno

Publicado originalmente en El Tribuno, el 24/04/2020

El exsecretario de Energía y director del Instituto Mosconi, Jorge Lapeña, considera que la crisis extrema producida con los precios del crudo, el lunes pasado, es coyuntural. Sin embargo, la caída del petróleo entre enero y abril, de US$ 60 a US$ 20/25, anticipa que si este escenario se mantiene “Vaca Muerta es inviable”. En una entrevista con El Tribuno el ingeniero Lapeña consideró que “creer que ese yacimiento iba a ser como sacarse la lotería o como una segunda soja” forma parte del pensamiento mágico. Asimismo, consideró que “si los combustibles no bajan en el país, como bajaron en el mundo, es porque se toman decisiones a favor de los productores y en perjuicio de los consumidores”. En estos días el Gobierno nacional mantiene negociaciones con los gobernadores de la OFEPHI, los sindicatos y las empresas petroleras lideradas por YPF. Estos interlocutores piden un “barril criollo” de 54 dólares, muy superior al precio internacional. Un precio sostén. Un “sobreprecio” pagado por todos los consumidores argentinos.

El precio de la nafta ¿va a bajar?
Debe bajar. Porque si no baja esto significará que alguien está interfiriendo. El crudo que en el mundo vale veinte dólares ha hecho bajar la nafta en todos los países, en beneficio de un consumidor muy agredido por esta cuarentena. Si nuestras naftas no bajan es porque hay una interferencia del gobierno que va en contra del interés de los consumidores. De una baja del precio mundial del petróleo y el gas, y con una caída de la demanda, debe esperarse una baja de los combustibles al público. Si esto no ocurriera cabe pensar en que se están tomado decisiones en beneficio de los productores y en perjuicio de los consumidores. 

En este contexto de pandemia, con expansión a nivel planetario, sin remedio y sin vacuna, la humanidad fue tomada por sorpresa, desde los países más poderosos a los más débiles: todos han coincidido en enfrentar el flagelo con cuarentena. Más allá de los matices de cada país, la gente se tiene que quedar en su casa, se paraliza la actividad económica y eso supone la caída de la demanda de bienes y servicios. Y esto se traduce en una caída brutal de la demanda de los derivados del petróleo. Todas estas alteraciones van a desaparecer en la medida que el coronavirus vaya dejando de ser un problema. No sabemos hasta cuándo vamos a tener que esperar.

Pero el lunes el barril cayó a precios negativos. ¿Cómo se entiende?
La cuarentena produce una disminución de la actividad petrolera. Al registrarse mayor oferta y baja demanda, caen los precios. Por eso no puede sorprendernos que el barril, sea WTI (Texas) o Brendt (Norte de Europa), cayera de 60 dólares que costaba en enero a 20 dólares que cotiza hoy. Es inevitable. Lo que sucedió es que el lunes hubo una caída adicional en el crudo de Estados Unidos que llegó a cero. Esto sí es anormal. ¿Qué no tenga ningún precio?! Una curiosidad universal!

¿Y por qué?
Es que los depósitos están abarrotados; alquilar depósitos es más caro que cualquier otra solución, y tirar el crudo al mar es inadmisible. Los productores prefirieron pagar porque alguien recibiera ese petróleo, que le resulta más económico. Es una curiosidad puntual, que no se puede extrapolar para imaginar lo que puede ocurrir más adelante. Lo comprensible es que el crudo haya caído a 20, 25, 30 dólares el barril.

¿Cuándo va a volver a 60 dólares?
Imposible saberlo; tal vez, nunca más.

¿Qué diferencia hay entre el WTI y el Brendt?
Brendt es un crudo liviano, muy común en Europa; el WTI es más común en Estados Unidos. Los crudos son mezclas de hidrocarburos, más pesados o más livianos, algunos más negros y la cotización varía. Los hidrocarburos no son homogéneos, un material único. El agua es una, en todo el mundo. Los hidrocarburos son como los quesos, tienen la misma base, pero son todos distintos. Las refinerías acostumbran a usar uno y otro. Los precios son parecidos.

¿Cuál se prefiere en la Argentina?
No se usa el Brendt, pero se toma como valor de referencia para la comercialización interna con los refinadores. En el mercado argentino esa es la referencia usual. Se trata de dos crudos livianos usados para productos refinados, como nafta y gasoil; otros, más pesados, se utilizan para producir fuel oil, por ejemplo.

¿Podemos estar ante una crisis definitiva para la energía derivada de los hidrocarburos?
No. No lo creo. Lo del lunes es un hecho coyuntural y momentáneo. Pero en el largo plazo es muy difícil pasar de un 85% de generación de energía con hidrocarburos, a cero. A reemplazarlo de inmediato por energía eólica. No obstante, el mundo está embarcado en la lucha contra el cambio climático y el efecto invernadero. Esto requiere, básicamente, eliminar la emisión de anhidrido carbónico a la atmósfera, la cual se produce cuando se quema carbón, gas o petróleo. Pero esto es como tener colesterol o presión. Una persona enferma necesita cambiar hábitos y el mundo, también. Pero nada de esto ocurre de la noche a la mañana. Es decir, si la energía que consume el mundo depende en un 85% de los hidrocarburos, tendríamos que pensar en bajar, digamos, al 60% en veinte años.

¿Cómo incide la actual situación petrolera en la Argentina, y en particular en Vaca Muerta, que parecía que iba ser la soja de esta década?
Ese es un tema de fondo. Vaca Muerta es un proyecto en el que la Argentina ha querido creer porque lo vio como una forma de generación de dólares; un salvavidas. Creer que ese yacimiento era un segundo Potosí, o una nueva soja, es una idea mágica. Es como decir estoy mal pero me saqué la grande y me salvo. Pero, además, es un yacimiento que debe ser estudiado a fondo porque aún no sabemos cuánto cuesta sacar de ahí un barril de petróleo. Barato no es. Los petroleros siempre han dicho que es viable con un crudo a 60 o 70 dólares el barril. De hecho, por eso, hoy están pidiendo un “barril criollo” de 54 dólares. Con el petróleo a 20 dólares, Vaca Muerta está muerta. Y el Estado argentino debe hacer un estudio que aún está pendiente para saber si sigue siendo un proyecto viable o una idea alocada. Con estos precios medios que vemos en este año 2020, Vaca Muerta no va. Y es importante decirlo.

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Publicado en: Actualidad, Especiales
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