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05/04/2019

General Enrique Mosconi: El gran militar del desarrollo de la energía argentina (1ª parte)

Por Eduardo Lazzari

Publicado originalmente en Diario El Liberal - Santiago del Estero, el 24/03/2019

El relato de la historia argentina de los años que van desde 1880 a 1930, considerados los de mayor desarrollo del país en los aspectos sociales, económicos, políticos y educativos, suele considerar a la expansión de la agricultura y la ganadería como el eje de ese proceso de crecimiento y consolidación nacional, apalancado por la inmigración, que aportó la mano de obra necesaria, lo que sumado a la correcta inserción de la economía argentina en el mundo, provocó un inédito período de desarrollo argentino.

Sin embargo, vamos a dedicarnos hoy a un personaje, cuya sola biografía es una demostración de que aquella etapa de la Argentina se debió a una decisión de todos los factores políticos, que tuvo por norte la conversión del país en uno de los más modernos y dinámicos de su tiempo, y sobre todo con un equilibrio entre los sectores sociales, lo que facilitó la ubicación del país entre los líderes de Sudamérica y fue ejemplo para el mundo.

La figura ya legendaria del general Enrique Mosconi es el ejemplo acabado de la libre participación de las voluntades individuales en el proceso del desarrollo argentino que forma parte de la memoria colectiva y un espejo para el tratamiento de los temas argentinos.

INFANCIA Y FORMACIÓN

Enrique Carlos Alberto Mosconi nace en la ciudad de Buenos Aires, el 21 de febrero de 1877, en la medianía de la presidencia fundadora de Nicolás Avellaneda. Era hijo de un inmigrante italiano de profesión ingeniero ferroviario, Enrico, que llega al país contratado para tender vías en el interior del país, y de María Juana Canavery, una criolla de ascendencia irlandesa. Su tío Ángel, hermano de su madre, iba a ser decisivo en la futura vocación militar de su sobrino, al que influyó notablemente contándole sus peripecias como expedicionario al desierto, bajo el comando de Julio Argentino Roca. Tuvo cuatro hermanos y la familia se traslada a Italia por razones laborales del padre. Al morir la madre de Enrique, vuelven a la Argentina, y Enrico vuelve a casarse, esta vez con una condesa, María Luisa Natti. El recuerdo del deseo de su madre y la presencia de su tío militar lo convencieron de entrar al Colegio Militar de la Nación, decisión que toma el 26 de mayo de 1891, luego de terminar la escuela primaria, a los 14 años.

OFICIAL DEL EJÉRCITO E INGENIERO CIVIL

En 1894 recibe su primer grado militar como subteniente en el arma de infantería. Recibe el diploma de honor y es el primero de su promoción. Su primer destino fue el Regimiento de Infantería de Río Cuarto, antigua comandancia de frontera, donde comienza a redactar un reglamento para la infantería de campaña, detallando los procedimientos para el manejo de los explosivos y las instrucciones necesarias para la construcción de puentes. El año 1896 va a ser fundamental en la carrera de Mosconi, ya que lo trasladan a Buenos Aires, lo ascienden al grado superior y comienza a estudiar ingeniería civil en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, donde se gradúa siete años después. Es uno de los protagonistas de ese tiempo notable en que los militares solían estudiar alguna carrera universitaria, lo que les daba roce social y una relación muy activa con sus colegas civiles y su ambiente. Con el fin del siglo XIX, le encomiendan trabajos topográficos en la zona andina de Mendoza y luego en la Patagonia para inspeccionar el posible trazado de ferrocarriles desde el Neuquén, impulsado por la ley de fomento de los territorios nacionales N° 5555, escrita por el perito Francisco Pascacio Moreno y José María Ramos Mejía. Su trabajo final en la Universidad proponía la realización de represas hidráulicas en el lago Nahuel Huapí y los río Limay y Negro, con el fin de hacerlos navegables. En 1903 es trasladado al arma de ingenieros del Ejército nacional. En 1906 es enviado a Europa como miembro de una comisión de profesionales para el estudio de la energía hidráulica y el gas para producir electricidad. Permaneció hasta 1909, habiéndose incorporado al ejército alemán en el regimiento 10 de Westfalia, cursando paralelamente en la Academia Militar germana el curso de artillería e ingeniería militar. Allí nace su ideario industrialista. A su regreso es jefe del batallón 2 de Ingenieros y vuelven a enviarlo a Francia y al imperio Austro-Húngaro para asimilar conocimientos en tendidos telegráficos y ferroviarios. Regresa al país al estallar la Gran Guerra. Llega a ser subdirector general de Arsenales de Guerra del Ejército en 1915, cargo que ocupa durante toda la primera guerra mundial, hasta 1918. Este hecho resalta la estima por sus condiciones, ya que mantiene el cargo durante la transición entre los gobiernos conservador de Victorino de la Plaza y radical de Hipólito Yrigoyen.

PIONERO DE LA AERONÁUTICA ARGENTINA

En 1920 alcanza la Dirección General del Servicio de Aeronáutica del Ejército, siendo un promotor extraordinario del poder aéreo, basado en la incorporación de aviones, la preparación de oficiales pilotos. Desde los inicios de la aviación militar argentina, junto a Jorge Newbery y Aarón de Anchorena, fue promotor de la primera escuadrilla aérea, la Escuela de Aviación y la primera base aérea, todo con sede en El Palomar, en las afueras de Buenos Aires. En 1970 fue reconocido como “Precursor de la Aeronáutica Argentina” por medio de una ley nacional. Sus ideas respecto de una aviación moderna influyen en la creación en 1927 de la Fábrica Militar de Aviones, en Córdoba, la primera en toda Sudamérica. Su conocimiento del mundo de la aviación lo puso en contacto con una situación grave que influyó notablemente en sus ideas sobre el petróleo. En tiempos de la primera guerra mundial, Mosconi estaba a cargo de la instrucción de los aspirantes a piloto, y las petroleras extranjeras, que eran las únicas que podían suministrar nafta para aviones, se negaron a hacerlo, incluso a cualquier precio, por las condiciones del mercado. Allí Mosconi relacionó para siempre la disposición de combustible con la defensa de la soberanía, ya que de no contar con los derivados del petróleo, no se podía mover la flota de guerra, no podían volar los aviones de combate y no podía movilizarse ninguna tropa del ejército. Esto llevó a Mosconi a defender la necesidad de contar con una empresa petrolera estatal, y además alimentó su enfrentamiento con las petroleras no argentinas. Del Servicio Aéreo fue transferido por el presidente Marcelo Torcuato de Alvear a la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, por entonces dependiente del Ministerio de Agricultura.

DIRECTOR GENERAL DE YACIMIENTOS PETROLÌFEROS FISCALES

El presidente Hipólito Yrigoyen, en línea con las ideas de los gobiernos conservadores, que sostenían la propiedad estatal de los yacimientos de petróleo, crea la Dirección Nacional de YPF hacia fines de su primer gobierno, el 3 de junio de 1922. Siendo Mosconi el candidato más indicado por su preparación profesional, sin embargo se demora el nombramiento del director por la desconfianza visceral que Yrigoyen tenía por los militares que no adherían abiertamente a su partido. Es por esa razón que el general Mosconi llega al puesto recién el 16 de octubre de ese año, en una de las primeras decisiones que toma Alvear, que también nombra a otro “general ingeniero civil” en su gobierno: el ministro de guerra Agustín Pedro Justo, con quien Mosconi no se llevaba nada bien.

Publicado en: Especiales
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